Un oráculo se define como la respuesta divina dada a las preguntas de los creyentes, la cual no se presenta de manera directa, sino que es interpretada por sacerdotes, pitonisas o chamanes a través de señales naturales como relámpagos o eclipses, o mediante artefactos como campanillas o huesecillos. Además, el término “oráculo” también se utiliza para referirse al lugar donde se realizan estas consultas. En la actualidad, el término “oráculo” ha evolucionado y se adapta a nuestros tiempos digitales, donde las consultas espirituales y la búsqueda de respuestas se han trasladado al mundo en línea, dando lugar a la aparición de servicios de vidente online.
El nacimiento del oráculo
La palabra “oráculo” proviene del latín “oraculum,” que se deriva de “orare” (hablar) y el sufijo instrumental “-culum.” Este término sugiere que se trataba de un instrumento para comunicarse con los dioses o, en su defecto, una respuesta breve dada oralmente por ellos. En este sentido, el término “oráculo” también se usa para referirse al lugar donde se hacen estas consultas.
Sin embargo, el concepto del oráculo no era exclusivo de los romanos, sino que estaba presente en el pensamiento religioso de la Antigüedad. Reyes y líderes consultaban a los oráculos para tomar decisiones estratégicas, económicas e incluso asuntos de salud pública, como epidemias, con el fin de obtener la guía divina y saber cómo actuar.
Por ejemplo, en la antigua Grecia, las personas visitaban el Oráculo de Delfos, ubicado en la ladera del monte Parnaso. Allí, una pitonisa del dios Apolo revelaba los mandatos divinos a través de visiones que experimentaba en un estado de trance. Este era solo uno de los numerosos oráculos en la cultura griega antigua.
Similares ejemplos se encuentran en casi todas las civilizaciones antiguas, como la egipcia, china, india y mesoamericana, entre otras. Muchas profecías y predicciones tenían un origen oracular, es decir, eran comunicadas por un oráculo.
Los oráculos solían funcionar de manera similar a la adivinación, utilizando diferentes métodos y mecanismos para solicitar y comprender la palabra divina. Por lo general, las respuestas de un oráculo eran enigmáticas, formuladas como acertijos o enunciados ambiguos con múltiples interpretaciones, que el consultante debía descifrar por sí mismo o con la ayuda de un guía o sacerdote.
Además, las consultas oraculares a menudo implicaban un costo para el consultante, lo que a veces daba lugar a situaciones de corrupción y soborno, dañando la reputación del oráculo y llevando a su reemplazo por otro.
También existía una tradición de libros oraculares, textos místicos o poéticos cuyo contenido podía consultarse al azar o a través de algún sistema específico para obtener respuestas a dilemas cotidianos. Un ejemplo famoso de este tipo de texto es el I Ching o “Libro de las mutaciones,” escrito en China alrededor del 1200 a.C., que se podía consultar utilizando monedas chinas.
Sin embargo, otros textos religiosos, como la Biblia, también se utilizaban como oráculos. Los fieles podían leer versículos al azar o seleccionar uno específico dependiendo de la situación que enfrentaran.
El mítico oráculo de delfos
El legendario Oráculo de Delfos se encuentra a 177 kilómetros al norte de Atenas, en las faldas del monte Parnaso, y es uno de los lugares más ricos en términos de historia y cultura en Grecia. Según la mitología, en Delfos cayó el ónfalos, la piedra que engulló Crono, el padre de Zeus. Fue allí donde Apolo estableció su oráculo después de vencer a la serpiente pitón para obtener su sabiduría.
Los griegos acudieron a este oráculo durante siglos para buscar respuestas divinas sobre una amplia variedad de cuestiones. Cada séptimo día del mes, se realizaba un sacrificio en el altar frente al templo, y una sacerdotisa, llamada Pitonisa en memoria de la serpiente vencida, transmitía las respuestas.
El camino que conducía al monte Parnaso estaba rodeado de pequeñas edificaciones llamadas “tesoros,” donde se guardaban las joyas donadas por atenienses y corintios. Dentro del recinto sagrado, se encontraban el templo de Apolo, un teatro, un hipódromo y un estadio donde se celebraban los juegos píticos en honor a la serpiente. Además, las calles y plazas albergaban estatuas de mármol o bronce, regaladas por reyes y ciudades en agradecimiento al oráculo.
En 1903, se fundó el Museo de Delfos, que con el tiempo ha sido modificado para albergar la gran cantidad de objetos históricos que posee. Actualmente, los visitantes pueden admirar la esfinge de Naxos, las hermosas esculturas de Antinoo y el Auriga de Delfos, así como otros hallazgos del lugar. El museo también cuenta con una cafetería y una tienda de regalos que ofrece réplicas a escala de las maravillas en exhibición.
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